CROWDFUNDING Y CROWDLENDING: EL FUTURO FINANCIERO DE LAS EMPRESAS


Las PYMES representan más del 99% del tejido empresarial español, y aunque su crecimiento se ve lastrado por las condiciones del sistema económico o por la crisis, continúan resistiendo y se sitúan entre las entidades que crean más puestos de trabajo.

Sin embargo, uno de sus principales problemas sigue siendo el acceso al crédito. Los avales imposibles o las duras garantías llevan a que la obtención de financiación se convierta en una tarea difícil de realizar, pero cada vez existen más medios financieros que ofrecen productos adaptados a sus necesidades.
 
En este sentido, toman importancia figuras como el crowdfunding o el crowdlending, que pueden suponer una alternativa económica a opciones más tradicionales. ¿Qué son? ¿Cómo funcionan?
 
Pues el crowdlending, una modalidad del crowdfunding, es un mecanismo de financiación colectiva, mediante el que pequeños inversores, que suelen ser particulares (personas físicas), prestan su dinero a una empresa con el objetivo de recuperar la inversión junto al pago de unos intereses en el futuro. En realidad, se puede decir que es una forma de desintermediación bancaria, porque gracias a la tecnología y a través de una plataforma virtual, se puede obtener financiación. 


Además, como se menciona en el vídeo, este instrumento tiene numerosas ventajas, pero no está exento de riesgos. El crowdlending supone una buena forma de diversificar la cartera de inversiones de la compañía, con un riesgo relativamente bajo, permitiendo el desarrollo y crecimiento de nuevas PYMES. Por su parte, las empresas se encuentran con una tramitación y concesión del préstamo mucho más rápida y sencilla, beneficiándose de condiciones bastante flexibles. Pero por el contrario, algunos de los inconvenientes para el inversor puede ser que el prestamista no devuelva el dinero acordado, o que la propia plataforma no sea fiable, por lo que se producirán estafas.
 
Por otra parte, el crowdfunding es otra forma de financiación colectiva de proyectos de distinta índole, culturales o sociales en su mayoría. Entonces, mientras que en el crowdlending se basa en las figuras de prestamista y prestatario, el crowdfunding se fundamenta en las de accionista y donante
 
En este último, las personas que aportan su dinero a un determinado proyecto lo hacen de forma desinteresada, simplemente por la satisfacción de ayudar. Aunque en otros casos, pueden exigir ciertas recompensas, como puede ser obtener el uso del servicio de forma prioritaria. Ya sea de una forma u otra, el dinero aportado no se recupera, a diferencia de lo que sucede en el crowdlending.
 
Respecto a la utilización de estas figuras en España, su crecimiento ha sido bastante positivo. “Dada la situación económica provocada por la pandemia, es probable que cada vez más proyectos recurran a este modelo de financiación”, apuntan varios informes de crowdfunding. 
 
Sin embargo, por primera vez en años, se aprecia un leve descenso en la recaudación. Con una cuota del 29’43% del dinero recaudado, el crowdfunding de préstamos (el crowdlending) sigue siendo líder, pese a haber obtenido casi 83 millones en 2019 frente a los 50 millones de 2020. La mayoría de las plataformas redujeron su recaudación, pero han seguido experimentando continuas alzas.
 
Algunas plataformas líderes son MytripleA, October y Grow.ly, las cuales apuestan por un futuro en el que las pequeñas y medianas empresas recurran a ellas por financiación. Así, acceden a una mayor liquidez de forma rápida y con menos trámites burocráticos, lo que es más factible por la reducción de condicionantes.
 
Sin ninguna duda, estas nuevas fórmulas de financiación constituyen la base de las futuras inversiones, por las que particulares y empresas obtendrán beneficios mutuos al colaborar en el ámbito financiero.


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