¿QUÉ IMPACTO TUVO LA CRISIS DE 1929 EN ESPAÑA?
Sin embargo, si se compara la situación de la economía española respecto de los desastres deflacionarios y las quiebras de los gigantes estadounidenses, alemanes o austriacos, España suele presentarse como un sistema bancario que sobrevivió sin dificultades a los efectos del descalabro en Wall Street. ¿Por qué tuvo esa “suerte” de no salir afectada?
Por aquel entonces, España no gozaba de la misma situación que los países avanzados y el entorno exterior tenía poca influencia sobre su economía prácticamente agraria. Sumado a ello, al contrario que muchos países, operaba un tipo de cambio flexible, la peseta había dejado de ser convertible en oro desde finales del XIX y, por lo tanto, el valor exterior de la divisa española no estaba fijado a una cantidad física de oro, sino que podía fluctuar.
En este contexto, cuando a finales de 1920, los países empezaron a aplicar políticas monetarias restrictivas para garantizar la convertibilidad de sus billetes en oro, la depreciación de la peseta evitó la deflación española.
- Pesetas de 1930 (izquierda) y de 1982 (derecha) |
Además, tras la proclamación de la Segunda República en abril de 1931, ante el riesgo de una caída en espiral de la peseta en los mercados internacionales, Indalecio Prieto (ministro de Hacienda) autorizó aumentar la circulación fiduciaria, lo que sería otro paso más hacia el precipicio al que estaba avocada la economía española.
En definitiva, nuestro país se benefició de la depreciación de la peseta, que evitó la deflación. Esto se relacionó con la autonomía monetaria del Banco de España, quien disponía de la capacidad de dotar libremente de liquidez de emergencia al sistema bancario, cuando la banca perdió el 20% de sus depósitos en 1931.
La realidad es que el contagio de Wall Street fue menor en España en comparación con el resto de naciones, pero el país se enfrentaba a tensiones sociales crecientes en un contexto de inestabilidad política, radicalización de las ideologías, caída de la monarquía, fracaso de la reforma agraria y una quiebra inminente. En esta situación, la verdadera crisis estaba aún por llegar: el periodo más convulso de nuestra historia nacional, la Guerra Civil. Tras ella, primero con el régimen dictatorial de Franco, y después, con el aislamiento internacional durante la Segunda Guerra Mundial, la nación española sufrió la verdadera gran depresión de su economía.
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